Vamos a descubrir cuales son los parámetros que se dan para poder saber si tengo un problema, y averiguar quién puede darle solución.
Son muchas las ocasiones en las que no sabemos realmente si tenemos un problema, pero notamos que algo va mal en nosotros o en nuestra forma de ver o valorar lo que nos ocurre.
¿En qué consiste un problema?
Me gusta la definición de problema que indica en su libro Ramiro J. Álvarez “Cuando el problema es la solución”. Un problema, desde el punto de vista psicológico, es “una situación incómoda, persistente, que se da en un marco social, y a la que se ha intentado poner fin en repetidas ocasiones pero sin alcanzar el resultado deseado”.
INCÓMODA:
Con incomodidad no nos referimos a lo que una situación en sí puede ser o no, sino a cómo lo define la situación la persona que lo vive.
Puede que no soporte a mi vecino porque no le dice nada a sus hijos cuando van corriendo botando la pelota o con los patines por el suelo encima de mi casa. Para mis vecinos, esta situación seguramente no genere ningún tipo de problema. De hecho es posible que se sienta encantado mientras sus hijos pasean con los patines por el suelo, como si fuera una pista de patinaje, mientras a él le dejen tranquilo ver su serie o leer el periódico.
PERSISTENTE:
La persistencia se refiere al tiempo en que mantenemos la situación indeseable. Con ésto quiero decir, que todos sufriremos, a lo largo de nuestra vida, alguna situación dramática o difícil de digerir: muerte de un ser querido, altibajos económicos, despidos laborales, proyectos vitales truncados, enfermedades, etc…
Todas estas son situaciones negativas, que aunque no queramos se suelen dar en algún momento de nuestra vida, y si se dan de manera puntual no tienen porqué constituir un problema en sí mismo. La muerte de un ser querido no es un problema. Es un acontecimiento vital dramático y muy doloroso, pero en sí mismo no es un problema. Llevamos toda nuestra existencia sabiendo que tenemos fecha de caducidad, y en algún momento ocurrirá.
El problema persiste, cuando mantenemos en el tiempo determinadas conductas que no nos dejan recuperarnos más o menos al estado donde estábamos antes.
INTERPERSONAL (SOCIAL):
Prácticamente todas las dificultades con las que nos encontraremos en nuestra vida, se dan en un contexto interpersonal.
A pesar de lo que la psiquiatría tradicional y los manuales diagnósticos indiquen que existen categorías de problemas encuadrables a una persona, casi nunca el problema es únicamente de esa persona, sino también de la afectación al resto de su entorno. Cuando en el “frutero tenemos una manzana aplastada, algo tendrá que ver el resto del montón…”
Incluso una persona que tenga diagnóstico de esquizofrenia, persiste en sus respuestas y reacciones, como consecuencia también de la interacción que tiene en sus entornos sociales (familia, amigos, barrio…). Puede que algunas de sus conductas estén relacionadas con la percepción inconsciente de haberse convertido en el “raro del barrio”.
INTENTOS DE SOLUCIÓN INFRUCTUOSOS:
Tenemos la tendencia a repetir patrones de solución que en alguna ocasión han funcionado, para aplicarlos a problemas similares. Pero cuando la solución no tiene los frutos deseados, generalmente llega a convertirse en parte importante del problema.
Ante situaciones similares a las pasadas, tenemos la tentación de aplicar la misma solución que anteriormente nos ha funcionado. Pero cuando no lo hace, tenemos la tendencia a incrementar o intensificar la solución, con la idea de poder llegar a alcanzar “la dosis” terapéutica deseada. Como cuando un dolor de cabeza no remite, aumentamos el tamaño del analgésico y no nos planteamos cambiarlo.
¿Quien puede dar solución al problema?
Un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de abordar un problema es quien tiene que darle solución, y únicamente el dueño del problema es el que pueda dársela.
Los padres de una adolescente, me indicaban que estaban muy preocupados porque consideraban que su hija se había convertido en una vaga, y ya no estudiaba lo suficiente para poder aprobar los estudios de bachillerato. Antes era una estudiante e hija modelo, y en la actualidad pasaba gran parte del día hablando con sus amigas, y escuchando música, y con ellos tenía una actitud bastante rebelde. Para esta adolescente el hecho de suspender algunas asignaturas no constituía un problema. En el caso de considerarlo como tal, sería la hija quién tendría que darle solución. El problema entonces de los padres era el poder entender que su hija no tenía las mismas inquietudes que ellos y aprender a llevarlo de la mejor manera, para poder entonces ayudar a su hija a “formarse un futuro de provecho”.
¿Quieres saber algunas herramientas para empezar a superar lo que te está pasando? Aquí te dejo mi guía de “6 Claves para empezar a superar la dependencia emocional”.
Aun así, si necesitas ayuda para poder resolver alguna situación que te está inquietando en la actualidad, puedes contar conmigo para ello aquí:
Artículo basado en el libro J. Alvarez, R. (1998). CUANDO EL PROBLEMA ES LA SOLUCIÓN Aproximación al enfoque estratégico. Bilbao: DESCLÉE DE BROUWER