Descubre lo que es la dependencia emocional y la forma en que se construye creando muchos de los problemas relacionales que nos encontramos en nuestras relaciones sociales.
Dependencia, sería algo así como la vinculación a nivel funcional de algo o de alguien para llegar a hacer una cosa o resolver una situación.
Todos generamos dependencia a cosas o personas.
Por ejemplo, para tener unas vacaciones con mi familia. Dependo de ellos a la hora de decidir el lugar o el tipo de alojamiento que vamos a coger. Con esto quiero decir, que la dependencia no es mala ni buena en sí misma. Se convierte en tal, cuando para hacer algo en mi día a día, he de consultar o pedir permiso a alguien para poder hacerlo.
Cuando no sé cómo arreglar un pinchazo en la rueda del coche, pido consejo a un amigo o incluso solicito ayuda a mi aseguradora. Aquí dependo de mi amigo o mi aseguradora para que me lo arreglen, pero no por eso me siento mal.
Se crea dependencia con alguien cuando consideramos más importante la opinión de otra persona que la nuestra. Y no necesariamente porque la otra persona sepa más que nosotros. O incluso que aunque tengamos criterio en otras áreas de nuestra vida, queremos evitar algún tipo de consecuencia posterior.
Pero ojo, que la persona que está al otro lado, también genera dependencia, ya que ayuda a que la primera no sea capaz de hacer lo que seguramente podría hacer, aunque con esfuerzo o ayuda…
Por ejemplo, un adolescente que hace alguna cosa, no por convicción, sino por evitar conflicto con su madre. O cuando pedimos que nos aconseje nuestro compañero o jefe en el trabajo, de cara a que me considere y me aprecie.
Y hasta aquí, estas situaciones podrían ser estrategias para poder tener una mejor convivencia con las personas de alrededor.
¿Cómo se convierte en problema?
La situación se convierte en problema, cuando al hacer alguna cosa, la hacemos por evitar consecuencias negativas. Pero sobre todo cuando se convierte en algo que hago sin seguridad. Es decir, que, aunque pueda estar seguro de lo que quiero hacer, hago otra cosa. Lo hago así, por evitar posibles consecuencias, o por propiciar posibles efectos en otras personas.
Y se convierte en una situación peor, cuando repitiendo el mismo patrón, consigo tener dudas de lo que hago, y estas dudas, generan más inseguridad en mí mismo/a.
Así es como se empieza a crear dependencia a otra persona que incluso creemos más en ella que en nosotros mismos. Una vez te des cuenta, será la mejor forma de empezar a ponerte en tu sitio y recuperar tu lugar.
¿Quieres saber algunas herramientas para poder superarlo mejor? Aquí te dejo mi guía de «6 Claves para empezar a superar la dependencia emocional«.
Deja una respuesta