Tener un diagnostico de enfermedad mental es a la vez un alivio, y una carga. El diagnostico se convierte en una parte del problema.
Cuando llegamos a un profesional de la psicología, pensamos que nos va a ayudar a ser capaces de resolver un problema y las emociones que nos genera. Y así es.
La idea es poder ayudar a la persona a superar la/s situación/es que le genera malestar y recuperar una vida satisfactoria lo mejor posible.
Pero, ¿Que es un diagnostico en psicología?
Generalmente los profesionales de la psicología y la psiquiatría nos basamos en el Manual de Criterios Diagnosticos DSM-5, que lo define como “un sistema de clasificación de los trastornos mentales que proporciona descripciones de las categorías diagnósticas, con el fin de que los clínicos e investigadores de las ciencias de la salud puedan diagnosticar, estudiar, intercambiar información y tratar los distintos trastornos”.
Es decir, que el diagnostico es para los profesionales. Es una forma de que los profesionales tengamos una guía para poder intervenir sobre los síntomas que presenta una persona.
Pero no es realmente una forma de intervención. En palabras de Hegel:
Es decir, que con el diagnostico, no nos centramos en el problema de la persona, sino en que los síntomas que padece “cuadren” con una categoría para así poder intervenir. Es algo que hace sentir control al terapeuta, pero no ayuda al paciente/cliente de ninguna forma.
Efectos del diagnostico.
El hecho de ser diagnosticado de un trastorno mental, es a la vez un alivio, ya que entendemos que lo que nos pasa es debido a un problema que tiene un nombre. Pero a la vez, hace que nos genere poco alivio para poder afrontar la situación. Entonces, el diagnostico genera una serie de efectos, que entre otros son:
- El diagnóstico es para el profesional, y el primer efecto es que da la sensación de control al profesional porque hay un tratamiento para el diagnóstico en cuestión.
- Por otro lado, cuando nos transmiten que tenemos un diagnóstico de Enfermedad Mental, en principio nos alienta, ya que podemos poner nombre a lo que nos está pasando.
- Pero de forma paradójica, lo que crea es una profecía que se autorealiza. Es decir, que “como soy depresivo, no tengo nada que hacer, ya que no está en mi mano poder cambiarlo”. Esto lleva a “acomodarse” y a justificar su situación en una especie de indefensión. La persona acepta su diagnóstico y genera la creencia de que poco o nada puede hacer para cambiarlo. Se comporta así porque “está enferma”. Esto genera una victimización de si mismo/a y así aceptar el rol de enfermo. Y esto lleva a que entonces la persona “renuncie” a poder hacer algo diferente, y lo deja en manos de los “profesionales”.
- A la vez, como consecuencia del estigma social que existe, para las dificultades mentales, es la mejor forma para identificar a una persona, de forma negativa. Es decir, ya no hablamos de “Manolo tiene esquizofrenia”, sino que llegamos a decir “Manolo es esquizofrénico”. Por lo que genera todavía más indefensión. O mucho peor, el autoestigma que genera y que hace que ya nos identificamos como “soy depresivo”.
- Y además, puede generar sentimientos de culpa, ya que hace que la persona se plantee que la enfermedad que tiene es porque “ha hecho algo que no tenía que haber hecho”. Y esto pasa de forma frecuente, y sobre todo cuando es un niño a un adolescente el que padece la etiqueta de trastorno mental. Hace que los padres a veces sientan que algo han hecho mal en la educación de su hijo, y se sienten culpables.
Desde la Terapia Estratégica no nos centramos en diagnósticos, ya que como hemos dicho, es para el trabajo profesional. Nos centramos en las dificultades de la persona, y más en las soluciones intentadas. Es decir, en lo que la persona hace para resolver su problema que de forma paradójica es lo que lo mantiene.
Son muchas las personas que han llegado a mí con un diagnóstico de su médico o psiquiatra, que en muchas ocasiones están atiborrados a pastillas. Gracias a un trabajo conjunto, han llegado a conseguir “quitarse la etiqueta” y resolver sus problemas y recuperar una vida más satisfactoria sin la carga del diagnóstico. Haz que el diagnostico no forme parte del problema.
Si sientes la carga de diagnóstico sobre tus espaldas, y consideras que necesitas abordar tu situación de una forma diferente, no dudes en consultarme.
Si sientes que en ocasiones los pensamientos se apoderan de ti, puedes descargarte la guía con 6 Claves para empezar a superar la dependencia emocional. “6 Claves para empezar a superar la dependencia emocional”.
Aun así, si necesitas ayuda para poder resolver alguna situación que te está inquietando en la actualidad, puedes contar conmigo aquí:
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